27 de febrero de 2012

LA SALUD DE LOS COLOMBIANOS TENDRÁ FUTURO?
Por: Hugo Neira Sanchez
Esto lo digo, pues con buenos médicos en Colombia, si no hay medicamentos para comprar con nuestro sueldo, o las EPS adquirir, será tener un fino carro sin gasolina.
Al paso que vamos, si el gobierno no interviene en los precios de los medicamentos de origen vegetal o químico, o no impulsa los genéricos,  los grandes laboratorios no se van a regular. Tendremos que solo tomar agüitas de hierbas, que se venden sin ningún control en nuestras plazas de mercado, muchas de ellas base de lo que los farmaceutas más tarde producen sus medicamentos, con beneficios a costos de venta enormes, como lo mostré en el artículo anterior, con mucha diferencia en contra de los enfermos colombianos, comparando el precio en Colombia contra el precio de venta en los países vecinos.
Lo único malo de la hierbas es la dosis, como por ejemplo el Anamú, se está usando para combatir las enfermedades  del sistema inmunitario  como artritis, psoriasis y hasta el cáncer, pues en sus componentes hay un alto grado de interferòn, (medicamento carísimo en el mercado). Esta hierba es prolifera en todo el continente americano, se encuentra en cualquier solar de clima medio de nuestro país.  Ha curado canceres, pero el problema es que si se le va “la mano” en sus dosis al paciente según los expertos,  puede distorsionar el ADN.  Lo más extraño, como siempre en nuestra idiosincrasia, donde  despreciamos lo que tenemos, en lugar de exportar lo importamos de los Estados Unidos en forma de píldoras.
El anuncio del gobierno en controlar  los precios de los medicamentos en la semana pasada, lo consideramos un paso para arreglar el problema, pero sinceramente su interés no son estos medicamentos actuales, sino  los nuevos los de alta tecnología, los cuales no solo sanan, ni son “placebos” como muchos de los anteriores, sino que puede arreglar los órganos dañados por la enfermedad, estos  son los denominados biotecnológicos (organismos vivos) por ejemplo,  en la Diabetes, enfermedad que “azota” a muchos millones en el Mundo, según los médicos no tiene cura, el medicamento biotecnológico en base de la bacteria el “coli”, numerosa en algunos sitios de nuestro cuerpo sin causar daño, se programa para que vaya  al páncreas para que produzca insulina, evitando que se tenga que inyectar diariamente. Esto no es ciencia ficción, es la realidad actual hacia dónde va la medicina.
El mercado colombiano de medicamentos se estima en 5.000 millones de dólares, de los cuales 800 millones (16%, unos 1,4 billones de pesos) corresponden a los denominados biotecnológicos, productos derivados de organismos vivos.
La característica de estos medicamentos biotecnológicos, de los cuales en Colombia hay registrados 35, son costosos y producidos por farmacéuticas multinacionales y, para el caso colombiano, prácticamente sin competidores 'genéricos' o biocompetidores, lo que se refleja en sus precios y en los valores recobrados al Fosyga. Un estudio de Fedesarrollo indica que de los 10 principales medicamentos recobrados al Fosyga en los últimos tres años, ocho son biotecnológicos.
La misma investigación señala lo siguiente para Colombia: el Adalimumab vale 173% de más  en el Reino Unido; el Interferòn Beta 1-B cuesta 3.204% de más  en otros países. El precio del Rituximab supera 3.500 dólares, mientras que en el Reino Unido es tan solo 278 dólares
Los medicamentos biotecnológicos son derivados de organismos vivos (ADN recombinante, proteínas, etc.] mediante la aplicación de tecnologías de punta. Para un mejor entendimiento, son medicinas utilizadas para tratar enfermedades como la diabetes [insulina], cáncer [Bevacizumab, Trastuzumab], leucemia [Rituximab], artritis reumatoidea [Etanercept, Adalimumab, Infliximab], problemas de crecimiento [Somatropina].
El debate sobre la propuesta del gobierno para reglamentar los medicamentos biotecnológicos está, más que pa­ra alquilar bal­cón, para participar en él, porque de lo que decida el Ministerio de Salud y Protección Social dependerá, en gran medi­da, la suerte del sistema sani­tario colombiano y los resulta­dos en salud de las personas. Y. claro, el rumbo de la industria farmacéutica tanto nacio­nal como multinacional.
Pero en este debate se ha dilucidado, algunas formas como los laboratorios farmacéuticos se defienden para poder seguir en su mercado de mucho lucro, no importa llevando a miles de colombianos a la muerte.
La ministra de salud rechazó por "te­merarios" los señalamientos de que la propuesta de regla­mentar pone en riesgo la sa­lud de millones de pacientes. Enfatizó en la necesidad de que se "revelen los conflictos de interés", frase que muchos interpretan como dirigida a asociaciones de pacientes que reciben financiación de multi­nacionales, apoyan las posi­ciones de estas y, que también podría abarcar a organizacio­nes, personas, defensoras  con intereses específicos deriva­dos de prebendas y ayudas.
Según lo que manifiesta la Ministra hay poderosos intereses desde los que reglamentan, controlan y distribuyen estos medicamentos, da escalofrió de las asociaciones que manifiestan proteger a los usuarios, son la mismas que se prestan a estos negociados. Esto no es solo en este caso especifico también está sucediendo en las nefastas Asociaciones de usuarios de servicios públicos, no se conoce quien los nombra, son grupos activos para algunos políticos y,  como el caso de Ibagué con asesoramiento tan malo que teniendo tantos problemas en los servicios públicos, la oficina de la Superintendencia de Servicios Públicos,  según fuentes fidedignas, retiro su sede de Ibagué a Neiva, porque aquí no había QUEJAS.
Si el gobierno quiere combatir la corrupción, comience en estas organizaciones defensoras de los “usuarios”, no predique en el aire.
Si el gobierno no se “amarra los pantalones” , vamos a perder todos los colombianos, pues lo que no  quieren estos “Mercaderes de la muerte”, si se puede decir es la  competencia de precios, aduciendo poca efectividad en el control de los medicamentos como: Francisco de Paula Gómez, presidente de Afidro (gremio de las multinacionales farma­céuticas), defiende a “capa y es­pada” la obligatoriedad de que se hagan las pruebas preclínicas y clínicas (tal como está la norma de la EMA, el 'Invima' europeo), pues de lo contra­rio, dice, el país se llenará de biotecnológicos de mala cali­dad y se pondrán en riesgo 2,5 millones de personas, pues, agrega, se reducen los requisi­tos para su comercialización Los pacientes (a través de Pacientes Colombia), por su parte, se alinearon con la posición de Afidro y también exi­gen esas dos pruebas como una forma de garantizar la calidad de los biomédicamente. A propósito, la misma EMA, a finales del año pasa­do, sacó a la discusión pública un documento que podría mo­dificar su normatividad para facilitar el ingreso a su merca­do de productos biocompetidores. Todo está muy bien exigir controles,  pero lo extraño es que no les gusta  un  nuevo enfoque en el que coinciden parcialmente con una iniciativa de la FDA (el Invima de Estados Unidos) y,  la propuesta del Ministerio donde se exigirá una información básica para el registro de biotecnológicos, sin importar si son innovado­res (la marca original del laboratorio que creó el producto) o competidores, y, si el Invi­ma lo considera, puede pedir pruebas preclínicas y clínicas. Las primeras, las que se hacen con animales, y las se­gundas, en seres humanos  que  es la fase más costosa de la investigación.
Quien estará diciendo la verdad?; Están  defendiendo la salud del usuario, o evitando la llegada de los medicamentos para seguir reinando en sus costos  no teniendo competencia, o  solicitando pruebas costosas imposibles de cumplir por el gobierno, o es que la salud no  es actualmente universal con medicamentos aceptados mediante pruebas concisas,  precisas y aprobadas por el organismo de las naciones unidas OMS. (1) Mientras tanto  la mayoría de los colombianos están como espectadores, entre el control y no control de los medicamentos. Viva el Neoliberalismo, los que van a morir os saluda!.
 (1) PUJA POR  BIOTECNOLOGICOS PONE EN JUEGO $1.4 BILLONES, Debes Saber.  “Periódico El Tiempo, Febrero 17 2012, Bogotá.