17 de abril de 2012

LAS PENSIONES

Por: Javier Ramiro Devia Arias.
Me correspondió ser el ponente en la Cámara y conciliador con el Senado, del acto legislativo 01 de 2005 o reforma pensional. Logramos un gran avance en la vía  de tener un régimen pensional único para todos los colombianos y de salvaguardar las posibilidades para las presentes y futuras generaciones; concertamos  algunos aspectos que hubieren podido generar una reacción negativa e innecesaria por parte de los trabajadores, se evitó injusticias con quienes tenían expectativas cercanas en materia pensional y se  propició una gradualidad en algunos cambios. No obstante, soy consciente que por la complejidad del tema y a pesar de lo avanzado, la tarea está incompleta.

En estos días se ha vuelto a poner sobre la mesa, la discusión sobre el sistema pensional Colombiano. Se comenta que se quiere  abolir  por inviable el sistema de prima media (léase el propio de nuestro antiguo seguro social o público) y privilegiar el de ahorro privado (fondos privados de pensiones) o implementar un sistema de pilares parecido al modelo chileno. (El nuevo sistema  permitiría pensiones por debajo del salario mínimo y se basaría en tres pilares; un pilar solidario, mediante el cual el Estado financia las pensiones de las personas que no logran acceder a ésta y complementa las pensiones de aquellos que no lograron acumular lo suficiente. un pilar voluntario; y un pilar contributivo de capitalización individual.)  A algunos colombianos  les interesa exclusivamente lo que pueda pasar con la edad de jubilación. (De seguir aumentando la edad de jubilación pronto se exigirá 100 años para pensionarse), sin detenerse a pensar de donde van a salir los recursos. A nuestros jóvenes poco o nada les inquieta la problemática. El gran grueso de la población ni siquiera se entera por cuanto están por fuera de cualquier régimen pensional, no cotizan y el Estado no les brinda ninguna alternativa  de protección  contra las contingencias de la vejez. Quienes se interesan, cada quien piensa en su caso y  pocos piensan en lo que verdaderamente debe ser un  sistema con mayor cobertura y sin privilegios. Qué podrá pasar en el futuro con un creciente número de adultos mayores en estado de indigencia y menos personas en edad de trabajar cotizando para pensiones. Esa es la Colombia que queremos para nuestros descendientes? Yo creo que no y por eso este tema tan aburridor para algunos debería constituir una de las principales preocupaciones de nuestra sociedad. Tal vez algunos piensan que jamás serán viejos.

Las pensiones en el presupuesto general de la nación  constituyen uno de los gastos más grandes, solo superado, por el Sistema General de Participaciones y por el gasto en defensa. Leía en un estudio que  el país se está gastando un monto igual a todo el recaudo de IVA en subsidiar a tan solo un millón de pensionados. Y el resto de la población?  Esto por los privilegios y por cuanto los fondos públicos se agotaron, las cotizaciones no alcanzan y son cada vez menores debido entre otras causas a  la informalidad y el empleo por cuenta propia , además de tasas de desempleo persistentemente altas; el empleo asalariado es inestable y cada vez menor como proporción del empleo total, debiendo la Nación subsidiar  las pensiones de un pequeño segmento de la población con cargo a los impuestos de todos los colombianos, sacrificando a su vez, inversiones en otros temas sociales o de infraestructura.

La gran mayoría de la población colombiana no tiene posibilidades de pensionarse y los subsidios directos a las poblaciones vulnerables, siendo un excelente instrumento de ayuda inmediata, en el fondo ayudan a ahondar la crisis. La población que no se encuentra cobijada por el Sistema de Seguridad Social en Salud y Pensiones recibe subsidios que incentivan su permanencia en el sector informal y desestimulan la búsqueda o la vinculación a un empleo  formal. El régimen subsidiado en salud  y programas como Familias en Acción, que son excelentes para mitigar las necesidades de los mas débiles , no son temporales y cada día su cobertura se amplia, motivando de cierta manera a sus beneficiarios a permanecer  en la informalidad. No obstante todo este panorama desolador, todavía hay quienes insisten en jugadas  para obtener o reajustar pensiones altas, de lo cual no se salva ninguna rama del poder público.

Para que nuestros descendientes  gocen de una mayor cobertura con equidad en pensiones, no sólo se requiere de una reforma pensional, sino de una verdadera política laboral que permita incrementar el empleo formal. Sería importante enterarnos de las posiciones de nuestros congresistas sobre este tópico, para tener desde el Tolima propuestas con verdadero calado social.  Entiendo que cada uno tiene su especialidad y tampoco se les puede exigir que opinen sobre todo, pero uno de los Senadores por los cuales se votó  en el Tolima, de quien teníamos la imagen de gran técnico y posible sucesor de los otrora líderes en materias económicas del congreso, tal vez llevado por el rechazo o aconsejado por sus áulicos, ha decidido dedicarse a lo menudo,  con un estilo artificial y forzado, pretendiendo pasar por popular sin serlo. Me cuentan que está empeñado en hacer  lo que no le gusta, no le luce, ni lo hace bien y por otro lado con su silencio en los debates y la falta de iniciativas, dejó a todos con la frustración de verlo trabajar en lo que supuestamente estaba ampliamente preparado o liderando  proyectos de desarrollo importantes para el Tolima. No me imagino la frustración de los gremios económicos, pues la de sus votantes es ya conocida. No se ha estrenado como técnico en la vida congresional y  de manzanillo le va peor.
Uno de los aspectos en que mas insistimos en el año 2005  fue el de los “derechos adquiridos”. A pesar que cualquier persona entendía su existencia como uno de los logros del estado de derecho incorporado en varias normas de nuestra constitución y que se criticaba lo reiterativo o tautológico del texto,   quisimos hacerlo para evitar los “conejos” que suelen presentarse. Se trató simplemente de seguridad jurídica,  pero de ninguna manera   de proteger las pensiones que se adquirieron  o se adquieran de manera fraudulenta, por cuanto lo ilegal no genera derechos. Se trata de reconocer que aunque existieron normas pensionales con efectos no deseables, en ejecución de esas normas validas se consolidaron  derechos de buena fe que no pueden ser desconocidos. Por lo tanto, corresponde hacia el futuro aplicar los correctivos sin llevarnos de calle la institucionalidad y los principios generales del derecho. Creo que es  necesaria y posible una reforma pensional sin hacerle conejo a quienes han hecho un esfuerzo de fondear sus pensiones, como el sector de los docentes  (lo intentó la  ministra de educación del gobierno anterior) y sin desconocer los derechos adquiridos contemplados en nuestra constitución. Pero lo más importante  es una política seria y coherente en materia de empleo, aprovechando el buen desempeño de la economía y otras circunstancias como las normas aprobadas en desarrollo del TLC con los Estados Unidos relacionadas con la  vinculación obligatoria  de personal a través de contratos de trabajo, en tratándose de actividades misionales de las empresas públicas y privadas.

En otra ocasión me referiré a algunos casos pensionales individuales que, tal vez, muchos Tolimenses desconocen. A pesar de ser defensor de los derechos adquiridos en materia pensional,
 he  encontrado por ahí unos casos bien curiosos; pero bien, ese será tema de otro escrito.

Por ahora termino con una expresión de Woods Staton, uno de los 3 Colombianos incluido en la lista de billonarios de la revista 'Forbes’, hasta hace poco desconocido  en nuestro país y que me ha hecho reflexionar: “no hay cosa mala de la cual algo bueno no pueda acontecer ni algo bueno de lo cual algo malo no pueda pasar.”