24 de abril de 2012


LEALTAD Y JUSTICIA
Por: Javier Ramiro Devia Arias
La semana anterior, la encuesta de Colombia Opina de RCN Radio y Televisión, La FM y SEMANA, realizada por Ipsos-Napoleón Franco   registró un hecho que algunos han considerado sorprendente pero que en realidad no lo es, por cuanto  en mi concepto tiene  como una de sus causas un elemento bien importante para los ciudadanos: la Lealtad. En relación con el actual presidente JUAN MANUEL SANTOS CALDERON,  su imagen favorable descendió al 58% (inicio con 73%, después el 71%, luego el 64%).Descendió la aprobación de los colombianos en temas como relaciones internacionales, tierras, seguridad, inversión social, lucha contra la pobreza, emergencia invernal y desempleo. A su vez, el ex presidente Álvaro Uribe se consolida como la alternativa a Santos.

Sin descartar otras causas, la aparente o real  falta de lealtad no solo con su mentor sino con lo prometido en campaña, son factores que van en contra del esfuerzo del  presidente Santos  por consolidarse frente a la opinión pública. No le ha valido el apoyo incondicional de la gran prensa nacional e internacional, que quieren presentarlo como estadista, pues el pueblo lo está percibiendo de manera diferente. Es innegable el fracaso de algunos programas  presentados con bombos y platillos como el de vivienda , ayuda a los damnificados de la ola invernal, lo enredado de la restitución de tierras y respecto de las regiones la metida de mano al bolsillo de las regalías, con una disminución importante a los recursos para inversión en ellas. Ahora se reacciona con un giro en la política de vivienda, (100.000 viviendas para los más pobres de los pobres) lo que demuestra el gran impacto que sufrió Santos por el sondeo de  opinión, pero en nada se ocupa de restablecer la línea por la cual votaron los colombianos y que hoy le reclaman a través de su opinión desfavorable.

En las discrepancias con su antecesor, los congresistas han preferido un apoyo incondicional a quien tiene la chequera del ejecutivo, lo que no es indicativo de  popularidad del gobierno, así algunos lo registren como un pulso a favor del actual inquilino de la Casa de Nariño. Lo que olvidan es que en la praxis de la  política, es mejor un metro de ejecutivo que un kilometro de legislativo, pero que en la vida institucional las apuestas son a largo plazo; nada más infiel que el apoyo en épocas tempranas de un gobierno y nada mas cierto que los congresistas en tránsito de reelección se tendrán que poner del lado de sus electores, so pena de perder su “lealtad”, pues una es la percepción de ciertas elites y otra la de quienes los eligieron. No son pocos los que recuerdan la aguerrida lealtad de personas como un ministro de gobierno de otro tiempo en nuestro país, que le granjeaba admiración aún en quienes eran sus contradictores. El pueblo colombiano, en los momentos más aciagos de su historia ha valorado la lealtad, así un sector piense que la política se edifica sobre  su total ausencia, especialmente en momentos de dificultad o ausencia de poder.

Esa imagen cada vez más generalizada, ha llevado a algunos en pensar en propuestas como la posibilidad de que Uribe aspire como formula vicepresidencial de un amigo suyo por  la inhabilidad existente para ser elegido presidente, estrategia parecida a la utilizada por Perón en Argentina que le permitió  regresar al poder en 1973 y a la de Vladimir Putin y Dimitri Medvedev, en Rusia. Amanecerá y veremos. Pero lo innegable es que la balanza se está inclinando hacia la recuperación de algunas políticas que el pueblo premió y añora, así como de un estilo de gobierno más dado a las ejecuciones y al contacto directo con el ciudadano que a los grandes anuncios y al maquillaje mediático.

Hay otro dato en el sondeo de opinión, bien preocupante; no está relacionado con el ejecutivo sino con la justicia y nos debe poner a pensar a todos. No se trata de lo que piense este columnista, pues podría interpretarse como un concepto sesgado por mi actual situación; se trata de la opinión del grueso de la sociedad colombiana. “Dos de cada tres colombianos no confían en la Rama Judicial “.“Para la mayoría de los encuestados la corrupción campea en el sistema judicial” (24% poco corrupto, 29% muy corrupto, 35% es corrupto para un  total de 88% que piensan que es corrupto, con tan solo un 7% que piensa que no es corrupto) “Además de corrupta, la Justicia es susceptible a las presiones política” (57% creen que la política influye mucho).

Sin importar de cuál lado ideológico o político  se encuentre alguien, se debe registrar que en Colombia las percepciones del pueblo pasan por un momento especial y que ellas determinarán el rumbo a seguir en los próximos años.  Soy un convencido que muchos funcionarios judiciales son rectos y tengo esperanza en que la justicia entienda lo que el pueblo piensa, pues finalmente esta rama del poder público también debe lealtad a los ciudadanos que esperan lo contrario de lo que  ahora registra su opinión. Santos reaccionó de acuerdo a su criterio, que solo el tiempo dirá si fue acertado. Y la justicia?